Encontrando mi camino
De entre el ruido, la prisa y la falta de un camino concreto en nuestras vidas. Nos vamos perdiendo...
Si bien es cierto que la juventud es una de las etapas más bellas en las que nos podemos encontrar, puede llegar a ser también un tanto complicado. La búsqueda de nuestras vocaciones y de la respuesta de Dios para nuestra persona como individuo son tan solo dos de las cosas que pueden llegar a volverse una piedra en el zapato, una piedra que no podemos sacarnos, ni soltar, ni perder, porque sería perdernos un poco más.
¿Cómo le hago para sentir que estoy cumpliendo mis ideales y sueños? ¿Cómo puedo sentir esa firmeza que tanto anhela mi ser? ¿Cómo descifrar el motivo de mi existencia? Tal vez no lo sepas hoy, pero el cuestionarlo ya es un paso grande que estás dando. Si bien Conchita Cabrera nos dice que la oración es la antesala del cielo, yo pienso fielmente que también lo es de nuestro camino. Pues ¿de qué de otra forma encontraremos esa respuesta que sabemos está dentro nuestro, que platicándolo y ofreciéndolo a nuestro Padre?

Foto por Kyle Mills para Unsplash
Cuando hablamos de enfocarnos, es aterrizar, aclarar y comprender qué es lo que Dios quiere de nosotros y que nos hace sentir paz. Es trabajo y templanza, pero también una lucha constante contra la adversidad de lo que el mundo nos exige y de lo que las personas a nuestro alrededor creen que nos toca aportarles. Cuando no, no te confundas. No te exijas lo que no eres, no seas tú el tibio ni la duda andando, sigue de pie y camina hacia donde verdaderamente te llaman y quieres estar.
Hace unos días platicaba con una amiga sobre nuestros futuros y al momento de ejemplificar un tema dentro de nuestra conversación, se me ocurrió compararlo con el camino que vamos viviendo en nuestra fe católica, entonces le dije lo siguiente: “las decisiones de tu vida, son así: hacemos una primera comunión creyendo y volviéndonos parte de algo, pero ¿después que llega? Una confirmación, donde reafirmamos ese compromiso. Pues así, hazlo con tu camino.”
Pero busca tu camino, tu vocación, tu salvación y tu felicidad. A través del silencio, la oración, la persistencia y humildad encontrarás una respuesta. Cuando la encuentres no la sueltes, Átala a ti con cuerdas de compromiso, amor y sobre todo fortaleza. Porque las decisiones más importantes de nuestra vida son también las más complicadas. Encuéntrate y no te descuides. Encuéntrate y no te dejes ir.